A diferencia de otras ciudades que tuvieron una conexión ferroviaria con el mundo mediante una vía férrea, Rijeka se conectó con dos. Al mismo tiempo, se conectó con el mundo desde dos direcciones opuestas. En 1873 una vía llegó de Karlovac y Budapest, y otra de Liubliana y Viena. Ese mismo año, se construyó la primera estación de trenes en la ciudad. El tráfico crecía y pronto tuvo que ampliar la estación, o mejor dicho, construir una nueva y más grande. El trabajo comenzó en 1890 a cargo de Ferenc Pfaff, el especialista húngaro en este tipo de construcciones. Lo hizo en estilo clásico, como el complejo de tres pabellones elevados y conectados por alas bajas. El edificio estaba construido por detrás de la línea de otros edificios y por eso se hizo una plaza en frente de la estación. También, Pfaff logró el efecto de monumentalidad, aunque este efecto es solo óptico, ya que todos los edificios circundantes son más altos.