La Iglesia de San Jerónimo y el actual Convento de los Dominicos pertenecen al gran complejo del convento agustino que fue fundado en 1315 por los señores feudales de Rijeka, los príncipes Devinski, y fue terminado durante la primera mitad del siglo XV por sus sucesores, los barones Walsee. Las capillas votivas de la Santísima Trinidad y de la Inmaculada Concepción representan dos de los monumentos góticos más grandes e importantes en Rijeka. La capilla de la Santísima Trinidad, ahora la sacristía, situada al lado oriental del claustro, fue construida en el año 1450 por el capitán de Rijeka Martin Raunacher y su esposa Margarit, cuyos emblemas se encuentran en las consolas de la entrada a la capilla. Los restos de frescos de la bóveda de crucería testifican el impacto gótico. La capilla de la Inmaculada Concepción, que se encuentra al lado norte del claustro, fue construida en el siglo XVI por el capitán Gaspar Rauber y su esposa Catherine. De esa fase se conservan una bóveda de crucería con motivos heráldicos en bajorrelieve y varios restos de frescos en la bóveda y en la fachada de la capilla. En 1676 los hermanos patricios de la «Inmaculada Concepción» de Rijeka remodelaron la capilla convirtiéndola en un espacio de tres naves. El altar de mármol que data de principios del siglo XVIII es la obra del maestro Lazzarini. En cambio, el retablo del altar fue pintado por el pintor local Ivan Simonetti en 1850. El prior del convento era Ivan Klobučarić, llamado «Fluminensis», pintor y cartógrafo de la corte de Viena y de Gradac. En el Archivo de la Guerra en Viena hoy se mantienen sus pinturas a la acuarela que representan la ciudad de Rijeka, y tienen una calidad excepcional y un gran valor histórico. En la época del prior Ivan Primozic, en 1543, se precisó finalmente la estructura final del convento, como lo demuestra un monumento epigráfico. La iglesia gótica de una sola nave fue reconstruida después del gran terremoto en 1750: se extendió hacia el oeste, y su interior y la fachada frontal fueron remodelados al estilo barroco. El altar mayor es la obra del escultor Antonio Michelazzi del año 1744, mientras que el retablo «Virgen con San Jerónimo y San Agustín» es una obra de alta calidad realizada por un artista desconocido a finales del siglo XVII. El retablo tiene proporciones monumentales y se observa una importante representación de Rijeka en el fondo, entre los dos santos. Al mismo tiempo, San Jerónimo lleva en la mano la maqueta del convento.
En la iglesia se encuentran los altares de mármol de Santa Mónica y Santa Rosario, en estilo barroco. Las dos fundaron también las hermandades epónimas. El retablo del altar se atribuye al pintor veneciano Francesco Fontebasso. En las paredes laterales de la iglesia se colocan los altares de Nicolás de Tolentino y de Nuestra Señora del Buen Consejo con una pequeña imagen de la Virgen que aparece en el altar mayor.
Entre las pinturas que posee el Convento de los Dominicos, tiene un valor importante la obra del pintor local Ivan Bautista Cosimi «Adoración de los Pastores» del año 1687. En el claustro del convento fueron incorporadas 23 lápidas de los patricios de Rijeka. Por su calidad, se destacan la del capitán Nikola Rauber del año 1482 con la figura de un caballero con armadura que sostiene un martillo, y la de Martin Raunacher y su esposa Margarita, de mármol rojo con el escudo en relieve. En el santuario de la iglesia se encuentran llosas de los señores feudales Devin y Walsee, de monjes agustinos y de José Minolli, donante del altar mayor.
En la Plaza de la Resolución de Rijeka que, a partir de 1700, sirvió como parque infantil para niños, el emperador Maximiliano ordenó levantar el pilar de piedra para la bandera, Stendarac, con el fin de conmemorar la lealtad de la ciudad durante la ocupación veneciana en 1508, con un certificado de los derechos políticos grabado en latín.
Durante la conquista napoleónica, fue destrozada la escultura del águila bicéfala, emblema de los Habsburgo, que se encontraba en el escudo en la parte superior del pilar. Se ha mantenido hasta el día de hoy la imagen del patrón de la ciudad San Vito, en bajorrelieve, que lleva la maqueta de la ciudad y un ramo de palma como símbolo de martirio.
La orden de San Agustín fue abolida por el decreto imperial en 1788, de modo que el complejo del convento fue cedido al clero secular. El Ayuntamiento redimió el espacio del convento y lo convirtió en el lugar para fines administrativos en 1833. El Municipio asume su aspecto representativo con la reconstrucción realizada en el año 1874. Después de la Segunda Guerra Mundial, la parte oriental del complejo se convirtió en el Convento de los Dominicos, y el Ayuntamiento se retiró de las instalaciones.