El Carpathia empezó la navegación por nuestra historia el día 11 de abril de 1912 cuando salió desde el puerto de Nueva York rumbo a Rijeka, cargado con 700 pasajeros. En la noche del 15 de abril las actividades rutinarias de la tripulación fueron repentinamente interrumpidas por señales de SOS…
Rijeka – Nueva York – Rijeka
Si no hubiera sido por el Carpathia, no se sabría qué sucedió en los últimos momentos a bordo del Titanic. En aquella noche terrible, hace cien años, el destino de un barco quedó indeleblemente ligado al del otro. Y es por eso que se recuerdan juntos en la historia. Los antecedentes de la aparición del Carpathia en el más famoso accidente marítimo del siglo XX se apropian a la Cunard Line, una compañía de transporte que, en 1903, inició un servicio regular de transporte en la trayectoria Rijeka – Nueva York – Rijeka. Los barcos en esa ruta transportaban a emigrantes de Europa central, como mano de obra barata, al Nuevo Mundo. Mucha gente reconocía esos barcos por las chimeneas rojas con un lazo negro en la parte superior y una línea blanca que divide la parte negra y roja del casco. El primer barco que navegó en esta ruta fue el Aurania, seguido por el Panonia, el Eslavonia, el Ultonia, el Carmania, el Franconia, el Ivernia, el Laconia, el Saxonia y el Carpathia. Según los datos que se encuentran en los documentos, el último de estos, el Carpathia, zarpó desde el astillero Swan & Hunter en Newcastle, tenía 165 metros de longitud, 20 metros de ancho y una capacidad para 13 564 toneladas de registro bruto. El viaje promedio de ida a través del Atlántico duraba aproximadamente 18-20 días.
La noche fatídica
El Carpathia empezó la navegación por nuestra historia el día 11 de abril de 1912 cuando salió desde el puerto de Nueva York rumbo a Rijeka, cargado con 700 pasajeros. En la noche del 15 de abril las actividades rutinarias de la tripulación fueron repentinamente interrumpidas por señales de SOS. El capitán, Arthur Henry Rostron, hizo lo que se esperaba de él en esa situación: ordenó una desviación de la ruta original y navegó a toda velocidad hacia la fuente de la señal, a unas 58 millas de distancia. La velocidad máxima del barco era de 15 nudos por hora, pero cuando apagaron el sistema de calefacción con el fin de dirigir toda la energía hacia la máquina de vapor, incluso se logró llegar a 17,5 nudos. Alcanzó el lugar del accidente una hora y 40 minutos después de que el barco dañado se hundiese, a las 4.10 de la madrugada. El rescate de las víctimas se prolongó durante cuatro horas. En la noche en la que 1459 pasajeros y tripulantes desaparecieron para siempre, uno de los miembros de la tripulación del Carpathia, Giuseppe (Josip) Car, de 18 años de edad, ciudadano de Rijeka, se apresuró a reunirse con sus colegas en el dramático rescate de los sobrevivientes llevándolos a la cubierta segura del Carpathia. En aquel momento había estado trabajando en el Carpathia durante poco más de un mes. Fue contratado el 7 de marzo de 1912 en Liverpool y registrado en la lista de la tripulación con el número 304. No fue el único croata a bordo del Carpathia; había más de 70 personas (una cuarta parte de la tripulación total), la mayoría provenientes de Hrvatsko primorje e Istria. Car trabajaba de camarero y su sueldo era de tres libras. Él y el resto de los miembros de la tripulación lograron llevar a 712 personas a la cubierta del barco salvándolos desde los botes salvavidas que estaban flotando. Fue entonces cuando se quedó con el chaleco salvavidas de uno de los pasajeros. Como recordatorio de aquella noche dramática, Car tomó el chaleco salvavidas y lo llevó a Rijeka.
La magnífica acogida
El Carpathia, con los náufragos a bordo, giró su proa en dirección contraria y zarpó hacia Nueva York adonde llegó después de un viaje de tres días, por la tarde del 18 de abril. El viaje interrumpido con rumbo a Rijeka continuó a las 4 de la tarde del 20 de abril. El barco alcanzó el puerto de Rijeka el 6 de mayo con el nombre reconocible gracias a los medios de comunicación que lo habían transmitido por todo el mundo. Los habitantes de Rijeka se apresuraron a dar la bienvenida al Carpathia y lo que siguió fue descrito por sus contemporáneos como una “ovación”. No se podía esperar nada diferente. El Carpathia llegó ante ellos como un barco símbolo de la acogida heroica de náufragos, un símbolo de la humanidad no egoísta, en gran parte debido a su tripulación croata. Esa imagen perdura en la historia marítima del mundo hasta hoy día.
En la actualidad, una parte de esta emoción puede ser apreciada por los visitantes del puerto de Rijeka, con vistas al muelle de Orlando (conocido como muelle de Rudolf en la época del Carpathia), el lugar desde el que, hace cien años, el Carpathia había partido rumbo a Nueva York y el lugar en el que los habitantes entusiastas de Rijeka lo acogieron a su regreso. Por supuesto, hoy no se puede esperar ver el Carpathia atracado aquí. En la Primera Guerra Mundial el barco se utilizó para el transporte de equipo militar y luego, el 17 de julio de 1918, fue golpeado por tres torpedos de un submarino alemán. Se hundió en dos horas y media. La misma, si no mayor, emoción se puede sentir al ver el chaleco salvavidas que el joven camarero Car llevó a Rijeka. Es el único chaleco salvavidas del Titanic que se encuentra en Europa y se conserva en el Museo Marítimo e Histórico del Litoral Croata de Rijeka.